jueves, 3 de marzo de 2011

Dos micros

De un tiempo a esta parte se han puesto de moda los microrrelatos, minicuentos o maxifrases, como queráis llamarlos. Se trata de comprimir una historia en pocos renglones. Me he estrenado en este género con regular acierto. Ya me irán saliendo mejores (un poco de paciencia, por favor). Os dejo los dos primeros:


Un asesinato como otro cualquiera.
¿Quién quiere deshacerse de un cadáver? Yo no, desde luego. Para una vez que cometo un asesinato, van a privarme del resultado de mi obra. ¿Despojan al pintor de su cuadro cuando lo termina? ¿Impiden al poeta que lea su poema una vez le ha puesto punto y final?... ¡Y luego sostienen que hay justicia en el mundo! Cometo un crimen con todas las de la ley, con eso que denominan los abogados premeditación y alevosía, y cuando trato de meter el muerto en mi casa, vienen y me lo roban. ¡Perra vida! –y diciendo esto, el detenido dio la espalda a su carcelero.

La mirada.
Cuando miré, ella me sonreía. Había algo de noble en ese mirar y sonreír cándidos. En lo más alto el sol brillaba solitario. Arrinconaba las sombras de la explanada, donde apenas vi árboles, algún que otro matorral, una valla perdiéndose a lo lejos. Agobiado por las temperaturas, sequé mi frente con el pañuelo. Me giré acto seguido en redondo y descubrí que aún permanecía entre la hierba con la cabeza bien alta. Entonces la amé. Fue un amor tan intenso como efímero... Luego seguí mi camino por el sendero pedregoso. Adivinaba que a mis espaldas la vaca no cesaba de mirarme.

8 comentarios:

  1. Breve y condensado. Interesante !


    Mark de Zabaleta

    ResponderEliminar
  2. Es la tercera vez que los veo.... El primero está muy bien.

    ResponderEliminar
  3. Lo siento, Montse, me repito como las uvas pasas. Sorry. El segundo me gusta más.

    ResponderEliminar
  4. Hola, Mark, están bastante de moda. Si te gustan, pásate por la página de David Moisés, el de los microsensatos. Es una artista de la condensación.

    ResponderEliminar
  5. Me gusta mucho el segundo, J -aunque ambos me gustan-. ¿Por qué no las editoriales impresas no publican libros compilatorios de microrrelatos? Me parecen ejercicios literarios magníficos.

    ResponderEliminar
  6. Yo no sé si alguna vez las editoriales se darán cuenta de que nosotros también existimos y de que podemos serles hasta rentables si confían en nosotros. Son muy tacañas, quieren ganar sin apenas riesgos. Van a lo seguro. Y mientras tanto, todo sigue igual. Los escaparates de las librerías no se renuevan con la savia nueva de los nuevos autores; y tú eres uno de los mejores, por cierto. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. Gracias, L. Creo que tienes toda la razón: sería de lo más rentable para las editoriales. Yo tengo esta imagen en la cabeza: una persona va a trabajar en metro y, normalmente, tiene una novela entre manos (son pocas las personas que se "empujan" un ensayo sobre Spengler, así, entre pecho y espalda a eso de las 7 a.m.) y, a veces, la cabeza le echa humo porque no pasa de la página 56, porque más que una novela es un ladrillo formidable, una suerte de "La Cartuja de Parma" pero más pesadilla; ¿acaso no habría un montón de lectores potenciales que llegarían exultantes a sus respectivos trabajos después de leer 5 o 6 o 7 historias en un trayecto de metro? ¿Acaso no tendrían la sensación de haber leído mucho más y haber conocido muchas más cosas que leyendo una novela de 600 páginas? No sé, supongo que las editoriales no son conocidas, precisamente, por su carácter innovador.

    ResponderEliminar
  8. Tienes razón. Encargarán a un autor famoso que haga un libro de micros y así se aseguran las ventas. Ellos siempre salen ganando y nosotros ni existimos.

    ResponderEliminar