martes, 15 de marzo de 2011

Algo indefinido

De brillante sudor con la cara mojada, el estío desplaza el hastío invernal. Con el pecho inflamado en estrellas de fuego ruega que siga el juego de un verano fugaz. Pareciendo que llega, todo pasa y no queda, pereciendo sin tregua en las lenguas del mar; y en la muesca del tiempo deja oír su lamento todo un coro de caras que no pueden soñar. Pesa en vano la prisa de las presas del tiempo, pasa raudo el momento y oportuno es hablar, de las hebras de instantes recogidos a tientas en intentos que apenas detentaron verdad; imponente a poniente muere el rey de las mieses en un ciclo reptante de otro siglo sin más, y en estelas de plata sobre un mar escarlata se adormecen las horas en que el astro no está. Muere el día y no quiere de una herida que hiede el calor de la tarde a la sombra morar, y enamora los mares con caricias a pares la calina mezquina de un verano de azar. En espuma de azúcar y batir de zafiros hunde el sol su corona deslizando la sal. Y en espejo de plata con ribetes de arena deja el sol su cadena y se hunde al nadar.Ríen alto los niños, mientras corren al viento, empujando alegría en cometas de paz. En la tarde arabesca al amor de la siesta trenzan sueños de yesca sin poder despertar las doncellas y efebos entre quiero y no debo, entre dudo y no puedo de un pilar que caerá. Va girando la rueda por veredas de seda sin poder conceder de un atisbo verdad; que los rostros se angostan, agrietando verdades, deshaciendo paredes, destilando solaz. Entre briznas de menta, sangre verde y laureles, el anciano lamenta del verano el pasar; junto al río que acallan sayas rojas de bayas se refrescan las garzas la fatiga del mar, engarzando en sus alas perlas frías de agua, perturbando en murmullos de agua dulce el viajar. Otra noche vejada por estrellas rasgada llega al pueblo en silencio y refresca el soñar. El que duerme descansa si su sueño no danza sobre lanzas y espinos de un destino locuaz. Y otro día transcurre amarrado a las ubres de un destino lechoso que se oculta al llegar; desgarrando jirones de momentos felices el verano va huyendo por la puerta de atrás. Habla el viento en la huerta y responde una puerta, malcarada y esquiva con su brusco cerrar. Acodado en el cerro medio sol legañoso ilumina cerrojos a su antojo sin más.Unas nubes que rozan el pensar de un robledo se desgajan en penas de algodón sin hilar, y las aves atentas los recogen al vuelo planeando hacia el roble en que van a anidar El pinar reverdece, ocultando en agujas los avances del humo que se escurre hacia atrás. Pasa el tren de la vida, espumosa bebida que cual néctar sagrado se desea tragar. En el baile obligado de alegrías bordado, la tristeza en vainicas va poniendo el compás. En recuerdos fugaces la ilusión se rehace deshaciendo las hojas del sabor del error. Impoluto el olvido se permite el vacío de las cuencas sin vida del amor que pasó. Y la brisa refleja en su soplo dorado la corteza de barro que rodea el sentir. Corre el tiempo en la piel corrompiendo las mieles en deshielo de hieles de quien supo ser fiel. Un verano tras otro en un ciclo continuo sube el alma a las nubes sin poderlo evitar. Y mi intento de prosa presa siempre en la prisa de su poso que pesa y muy a su pesar, no se puede librar.         

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