domingo, 29 de mayo de 2011

Ironías de la vida

Resulta ser que el trabajo peor pagado de mi historia laboral fue el que más alegrías me dio.
Todo esto, claro, lo veo ahora, desde la perspectiva del paso del tiempo.
No estoy hablando de prestigio profesional, experiencia u otras zarandajas; me refiero a satisfacción personal. Al hecho de empezar la jornada laboral sabiendo que nadie te la va a amargar con una indirecta, un desplante,una mala cara o exigencias imposibles de cumplir.
Los que siguen conservando la alegría de acudir a trabajar de buen humor seguramente saben  a qué me refiero.

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